21 nov 2007

Excluidas por la historia oficial, las soldaderas oaxaqueñas de la Revolución Mexicana



Por Yesika CRUZ Y Citlalli MÉNDEZ

¿Mujeres oaxaqueñas en la Revolución mexicana? pero, ¿quiénes eran? ¿Qué hicieron? Son las interrogantes ante la evidente invisibilización y exclusión de las revolucionarias que durante los últimos 97 años, no han sido conmemoradas ni mencionadas en el Estado, ni siquiera tienen un monumento o una calle que evoque sus nombres.

Paula Cuevas Paz, Ángela Jiménez y Manuela Maya son sólo algunas de las mujeres oaxaqueñas que participaron activamente en la Revolución Mexicana y que afortunadamente la historia mencionó, aunque sus vidas se limiten a unos cuantos párrafos. Pero ¿Por qué la invisibilización de las mujeres durante el levantamiento armado de 1910?
Ante la carente y limitada investigación con referencia al rol que desempeñaron las mujeres en aquel carrusel de rebeliones, es evidente que “en el recoger de la historia, reescribirla y describirla finalmente el protagónico son los hombres” aseguró, Martha Aparicio Rojas, presidenta del Grupo de Estudios sobre la Mujer Rosario Castellanos.
Pues, afirmó que en la historia, ha sido una lucha y conquista el que se comience a reconocer a las mujeres como seres capaces de escribir y publicar, puesto que “quienes escribieron la historia son hombres. Por ello, la participación de las mujeres, aunque es importante, no se registró históricamente, aún cuando estuvieron presentes”.
Por ello, poco se sabe de la intervención de las extintas Paula Cuevas Paz, Ángela Jiménez y Manuela Maya. Oaxaqueñas revolucionarias que apasionantemente lucharon por sus ideales y por una mejor vida política.
De Paula Cuevas Paz, lo único que se ha escrito, es que fue partidaria del antirreleccionismo, además de que apoyó al partido constitucionalista, realizó tareas de propaganda para esta causa en distintos barrios de la ciudad de Oaxaca.
Respecto a Ángela Jiménez, alias teniente Ángel, se sabe que nació en 1886 en Jalapa del Marqués. Hija de madre zapoteca y padre español.
A la edad de 25 años, soldados federales catearon su casa en busca de rebeldes y trataron de violar a su hermana, quien con una pistola primero mató al soldado y luego se disparó a sí misma. Después de presenciar esto, Ángela juró matar federales, se vistió de hombre y se hizo llamar Ángel.
Soldadera, abanderada, experta en explosivos, espía y a veces cocinera, luchó en el centro y norte del país con los villistas y zapatistas.
Herida de bala salió del ejército y emigró a Texas y luego a California, donde participó en la fundación de la Organización de Veteranos de la Revolución de 1910-1920 en California. Asimismo se sabe que defendió los derechos de los chicanos en Estados Unidos.
Su vida revolucionaria fue plasmada bajo el personaje de Jesusa Palancares, en el libro Hasta no verte Jesús mío, escrito por Elena Poniatowska, donde Jesusa expresó "me gusta más ser hombre que mujer. Para todas las mujeres sería mejor ser hombre, seguro, porque es más divertido, es uno más libre".
En tanto, Manuela Maya, combatió en Pochutla del lado de los constitucionalistas de la división veintiuno, al ser atacados por los soberanistas. En esta acción la actividad de Manuela fue valiente, pues en los momentos críticos de la batalla llevó alimentos a los soldados constitucionalistas en sus trincheras.
Paula Cuevas Paz, Ángela Jiménez y Manuela Maya forman parte de los rostros anónimos de las soldaderas oaxaqueñas, ya que hasta la fecha no se ha publicado fotografía o ilustración de su persona, además de que poco se ha escrito de ellas, por lo que permanecen en el anonimato.
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