23 nov 2007

Los demonios que devoraron a Lydia Cacho


Por: Citlalli Méndez

“Fue en diciembre del dos mil cinco cuando unos policías me llevaron presa por haber escrito un libro en el que narro la historia que me contaron unas niñas y niños valientes que fueron arrebatados de su felicidad infantil por un pederasta de nombre Succar Kuri. Fue en diciembre que pasé veintitantas horas en manos de esos policías que me torturaron con los fantasmas de la ley fuga, con las insinuaciones de invadir mi cuerpo por la fuerza, que me invitaban a nadar en el mar para ver si me ahogaba y nunca mi familia hallara mi cuerpo”.

Son las palabras que la periodista Lydia Cacho escribió el 23 de septiembre del 2006 en su columna, “Esta boca es mía”. En ellas, sintetiza el indignante proceso que vivió al enfrentarse a las redes de corrupción de la política nacional.

Esta historia comienza en 2003, año en que Lydia atendió a varias víctimas del pederasta Jean Succar Kuri, a través del Centro Integral para Mujeres Víctimas de la Violencia que dirige en Cancún.
Inmediatamente, la periodista inició una investigación amplia que concluyó con la publicación del libro “Los demonios del Edén” en el que narra las historias de “decenas de pequeñas que fueron obligadas a tener sexo y a ser videograbadas por un enfermo, nada tonto, que, parece, hizo parte de su fortuna con esta atrocidad”, sentencia una sinopsis del texto de Cacho.

Como ejemplo, Cacho hace mención de un caso.
“Gabriela, ahora de 29 años de edad, casada y con dos niños, asegura que fue víctima de Succar hace 14 años.
Gabriela se niega a hablar con las autoridades; ahora es una mujer casada, vive en una bella casa de la zona hotelera de Cancún y sus padres, quienes pertenecen a la alta sociedad cancunense yucateca, nunca supieron nada. Está convencida de que Succar es intocable. Luego de haber visto la tortura pública a la que la Procuraduría de Justicia sometió a Emma y las otras niñas y sus mamás, ella se conforma con ir a consultar a su terapeuta a Mérida una vez al mes”.

Pero denunciar a una red de pornografía infantil, le trajo a Lydia una orden de aprehensión por “calumniar y difamar” al industrial poblano Kamel Nacif Borge, ya que este personaje es nombrado en “Los demonios del Edén” por las víctimas de abuso sexual, como un “invitado” de las fiestas que realizaba Jean Succar Kuri.

Dato necesario para que la tortura de Lydia empezara.
El 16 de diciembre del 2005, fue detenida por la policía de Puebla en Cancún. ¿Qué hacía la fuerza pública poblana en la capital de Quintana Roo?

“Aunque la denuncia debió ser presentada en Quintana Roo, donde sucedieron los hechos, o en el Distrito Federal, donde fue publicado el libro, tramposamente se registró en Puebla donde el demandante se siente dueño de la justicia (un dato curioso: la demanda fue presentada en el Misterio Público Especial para Delitos Electorales. En efecto, justicia divina, el papel membretado de ese tribunal reza “Misterio Público” en lugar de Ministerio Público). Con todo eso, ¿Qué esperaban? ¿Qué aceptara pasivamente lo que es una evidente compra de la justicia por parte de un magnate amigo de políticos?” señaló la periodista en una entrevista concedida al Universal.

Esta versión es confirmada cínicamente por Kamel Nacif, en una nota publicada en el periódico Reforma "Le pedí al señor gobernador (de Puebla) de que esta señora me está calumniando, así, así, y él me dijo: aquí no se calumnia a nadie, y ¡pum! que le dictan la orden de aprehensión”. "¿Por qué esta señora dijo en un programa de televisión que yo tenía 100 denuncias de acoso sexual de costureras?…Pues chingaos, qué malos gustos tengo yo".

Sin embargo, los excesos del poder político aún no enseñaban sus peores artimañas. Kamel quería mostrarle a Lydia, quién era el mandón y para esto, recurrió a sus amistades del Cereso de Puebla, lugar al que fue llevada la periodista. El empresario dijo, palabra por palabra, a un hombre con acento argentino, lo siguiente:
-Ahora págale a una mujer en la cárcel para que la viole.
Kamel -No, no, no. Si ya está recomendada.
-Ah, qué lindo.
Kamel -Con las locas y las tortilleras.
(Información que fue obtenida por medio de grabaciones hechas a conversaciones telefónicas de Kamel Nacif y entregadas a varios medios de comunicación).

Esta “recomendación”, no logró concretarse, Lydia Cacho narró el momento preciso a La Jornada.
''En cuanto ingresé al Cereso me pasaron a un área de revisión. Una custodia joven me ordenó desnudarme completamente. Fue muy humillante. Hacía mucho frío y empecé a estornudar. De pronto, me dijo la celadora: ''¿Usted es la de la tele, verdad? Tenga mucho cuidado, porque la van a violar''. En su espanto, Cacho sólo acertó a preguntar: ''¿Cómo?'' Ingenuamente, la policía entendió literalmente la pregunta. ''Pues con un palo''. Pero le recomendó: ''No se preocupe, póngase a toser, a estornudar, hágase la muy pero muy enferma para que me la pueda llevar a la enfermería''.

En ese momento entró al área la jefa en turno de custodias. Entre las dos me tomaron de los brazos y empezamos a avanzar por un corredor. Al fondo había tres custodios hombres. Se adelantaron y empezaron a forcejear con las custodias, tratando de llevarme a otro sitio. Ellas resistieron, la jefa les dijo que iban por medicina y luego me entregaban con ellos. Corriendo alcanzamos la puerta de la enfermería. Una vez ahí adentro me aseguraron que no me entregarían, me tranquilizaron, me dejaron descansar y cumplieron su palabra de mujer. No dejaron que me violaran''.

Y las amenazas continuaron, entonces a cargo del gobernador de Puebla, Mario Marín, amigo cercano de Kamel Nacif, quien se dice, contribuyó al financiamiento de la campaña gubernamental del “Gober precioso”.

-Pues ya ayer le acabé de darle un pinche coscorrón a esta vieja cabrona. Le dije que aquí en Puebla se respeta la ley y no hay impunidad y quien comete un delito se llama delincuente. Y que no se quiera hacer la víctima y no quiera estar aprovechando para hacerse publicidad. Ya le mandé un mensaje a ver cómo nos contesta. Pero es que nos ha estado jode y jode, así que se lleve su coscorrón y que aprendan otros y otras.

A pesar de tener todo el sistema judicial en su contra Lydia Cacho logró ser exonerada del delito de calumnia en enero del 2006 y para marzo de ese año denuncia ante las fiscalías Especial para la Atención de Delitos Relacionados con actos de Violencia en Contra de las Mujeres (FEVIM) y Especial para Delitos Cometidos contra Periodistas, ambas instancias de la Procuraduría General de la República (PGR), al gobernador Mario Marín y al empresario de origen libanés Kamel Nacif. Ante la segunda fiscalía también son denunciadas la procuradora de Puebla, Blanca Villeda y la Juez Rosa Celia Pérez González .por los delitos de cohecho, tráfico de influencias, abuso de autoridad, tentativa de violación y falsedad de declaraciones.

A más de un año de que saliera a la luz este caso, y a pesar de no estar resuelto, el efecto mediático desapareció. La voz de Lydia Cacho ha sido exiliada, pues como afirma Jorge Zepeda, articulista del periódico el Universal “El sistema es implacable. Le permitió denunciar a Marín, Yunes y Gamboa mientras tales denuncias podían explotarse electoralmente. Ahora que Calderón debe tomarse la foto con Marín, negociar con Gamboa e incluir a Yunes en su gabinete, Lydia Cacho es un personaje incómodo, aunque defienda a víctimas de pederastas”.

No obstante, esta feminista, activista social y periodista, continúa con su trabajo, aunque los demonios mediáticos parecieran habérsela devorado. REGRESAR

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