23 nov 2007

Murieron pero no se han ido


Por Yesika Cruz
"Hasta el jade se rompe, hasta el oro se destruye, hasta las plumas de quetzal se hacen jirones. Uno no vive para siempre en esta tierra: ¡Sólo duramos un instante!" NETZHUALCOYOTL, rey poeta de Texcoco.

¿Qué es la muerte y qué sentido le da la comunidad oaxaqueña? “la antropología diría que cada cultura tiene una visión distinta de la muerte y que ésta es relativa a la cultura” explica en entrevista Gonzalo Sánchez, alumno de la maestría en antropología social del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), por ello, “desde el punto de vista del pensamiento de los pueblos, la muerte es un tránsito a la otra vida”, es decir, “la muerte física no se concibe como el final, sino que hay una continuación”.


En Oaxaca, las y los zapotecos llamaban penibaa al principio anímico de todo los seres humanos, aquella entidad inmaterial que se constituye cuando alguien muere y su aliento se desprende de su cuerpo.

Asimismo, la idea de una trascendencia a otra vida no es del todo prehispánica, ya que con la llegada de los españoles “la idea de que los muertos están presentes en esta vida, correspondió con el pensamiento medieval que, en Europa, había sido suprimido desde el siglo XVII, por ello, no se puede saber qué aspectos son europeos y cuáles prehispánicos”, comenta Sergio Navarrete, investigador del CIESAS.

“En Guatemala, que es muy parecido a las comunidades de México, se cree que los muertos están omnipresentes”, dice el investigador, por ello “Dios, los santos, los ancestros, los muertos, son gente sagrada y están siempre atestiguando lo que uno hace en la tierra” , cuestión que deriva en “la idea del deber ser, las obligaciones que tiene uno en la tierra para con la vida”, ya que los muertos representan “un código normativo que marca los principios en la tierra”.
Lo anterior explica “que los muertos se aparezcan en nuestros sueños, nos visiten en la mente para decirnos qué hacemos bien y que hacemos mal, hay una visión activa de ellos” enfatiza Navarrete.


Quizá por ello, como afirma el investigador Edgar Morin en su libro El hombre y la muerte, “la muerte introduce la ruptura más radical y definitiva entre la humanidad y el animal”, debido a que al enterrar a los muertos, “se da inicio a las creencia religiosas el otro mundo, la magia, la brujería, el espiritismo, los chamanes, las creencias de la otra vida, en la resurrección, en la inmortalidad”, expresiones derivadas de la humanidad, que intentan “resolver el problema de la muerte”.REGRESAR

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante el punto de vista, yo opino que la muerte es la aucencia de la conciencia, pues es como caer en un sueno infinito, hay muchas teorias acerca de los muertos inhabitando en un estado espiritual, pero nada en concreto.

Anónimo dijo...

La muerte un tema tratado a lo largo de la historia y con infinidad de interpretaciones; pero lo interesante en este caso es el sentido de la muerte que tiene el mexicano, una visión por demás original que ya no es ni prehispánica ni europea sino una síntesis de ambas, y que responde a las nuevas categorías que se formaron fruto de una nueva zona de espíritu que se ha creado por la fusión de las razas.

Interesante articulo

"¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?"

Anónimo dijo...

El tema de la muerte es complejo, sobre todo porque le tememos, gracias por los comentarios.