17 dic 2007

Calesa Real, el plantón olvidado

Por María Hernández y Citlalli Méndez
A cinco meses de que despidieran al personal del Hotel Calesa Real, sin anuncio previo, las 27 personas que laboraban en dicha empresa, continúan su plantón frente al edificio.


“Estamos pensando que si no nos resuelven vamos a tomar otras medidas más drásticas” sentenció Paulina Barroso, una de las mujeres desempleadas.


Además, el grupo que se encontraba de guardia expuso que aún se venden reservaciones del hotel en el extranjero, pues ayer “llegó una pareja de alemanes, que dijeron, ya habían pagado su estancia y no entendían por qué les habían vendido unas habitaciones en un lugar que se encontraba cerrado”.
A pesar de dichas irregularidades, las dueñas del hotel, María Elena Ruíz Méndez y Patricia Ruíz Méndez, se niegan a pagar a sus ex empleados la cantidad que les adeudan por “salarios caídos, primas vacacionales y despensas”, equivalentes a cerca de 70 mil pesos por persona.

Con base en lo anterior, el personal que tenía entre siete y 20 años de antigüedad en el Calesa Real, consideran que las dueñas deben pagarles, “ellas argumentan que no tienen dinero, pero su familia es propietaria del Hotel Fortín Plaza, de Eléctrica Mexicana, Carpintodo, Construcasa y Muebles Rústicos”.
El caso, que fue turnado a Conciliación y Arbitraje, concluyó con una resolución en la que las dueñas se comprometían a pagar la mitad del adeudo, situación que los manifestantes no aceptaron, porque aseguraron que, “Conciliación y Arbitraje está de acuerdo con la empresa, porque nos están diciendo que aceptemos lo que nos ofrecen, porque ya no nos van a dar más”.

Asimismo, mencionaron que ante los hechos, ninguna dependencia los ha ayudado, incluso, cuando cerraron la calle de García Vigil, “se presentaron varias autoridades diciendo que al día siguiente iban a resolver nuestro problema, pero que ese día no podían porque era domingo. Vino un enviado de turismo, el secretario del gobernador, pero hasta ahorita no ha llegado lunes para ellos. Nadie se ha parado por acá”.

Actualmente, el personal despedido vive del apoyo económico de la gente que pasa cerca de su plantón, pues no han encontrado empleo y afirmaron, “no podemos irnos de acá, porque al rato regresamos y ya no hay nada y entonces, ¿cómo podremos pelear lo que nos corresponde?”

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